domingo, 11 de enero de 2015

"JESUS GRACIA"

El jotero Jesús Gracia (Lécera 1922- Zaragoza 2005) trató en los últimos años de su vida de recopilar las más de 170 jotas que desde la década de los 50 había grabado con distintas firmas discográficas en formatos de microsurco y de casette y que se hallaban dispersas o desaparecidas. Los derechos, tras las fusiones de empresas, habían pasado a las manos de Sony, que se negaba a reeditarlas en soporte moderno.
 Y ha sido este año, ya desaparecido el jotero aragonés (el mejor de la historia, junto a José Oto), cuando se despejaron los problemas al acordar la familia y los amigos la producción de tres discos recopilatorios bajo el sello Sony / BMG. El primero de ellos, con 30 canciones, será presentado mañana viernes a las 19.30 en el Ámbito Cultural de el Corte Inglés. La selección de las jotas corrió a cargo de Evaristo Solsona (autor de la semblanza de Jesús Gracia que aparece en el cuadernillo explicativo) y de Nacho del Río, el mejor discípulo que tuvo y su sucesor en el mundo de la jota.
 El disco comienza con dos piezas enlazadas: Qué tiene la jota, madre y No tengas miedo, mañica, grabadas en 1959, a la que sigue Pulida magallonera, de Ramón Salvador, que registró en el mismo año. Más adelante aparecen dos jotas que cantó a dúo con Piedad Gil, su esposa. Se conocieron en la estación del Portillo, para ir a un festival celebrado en Azaila, en el que intervinieron junto a los máximos joteros de la época: José Oto, Felisa Galé, José Iranzo, Pascuala Perié y Tomás Marco, entre otros muchos. Se casaron en 1949. Los dos dúos que hacen en este disco son impresionantes.
 Aparecen en el álbum algunas piezas acompañadas por orquesta, como El guitarrico y El divo y el pasodoble Recordando a José Oto, que fue registrado en 1963. También hay jotas grabadas en 1974, entre las que destaca La que más altares tiene, donde el artista invoca de forma magistral a la Virgen del Pilar.
 Su hija Piedad le recuerda como "muy recto y serio para su trabajo; y a la vez, con un gran sentido del humor, cercano y divertido". Jesús Gracia se cuidaba mucho la voz: "Tenía una textura de tenor extraordinaria, muy limpia; se le entendía claramente cuando cantaba; y se atenía a la música".
 A Jesús Gracia no le perturbó el éxito. Ganó todos los concursos oficiales, incluido el del Premio Extraordinario de canto de 1948 y el Pascuala Perié, al que sólo podían acceder los premios extraordinarios. Vivió de su sueldo de contable, pero tenía la casa abierta a alumnos a quienes daba clase de forma desinteresada. "Le ponían por teléfono a niños que cantaban bien y era una persona muy cercana y de buen trato", recuerda su hija.
          

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