miércoles, 7 de enero de 2015

"TARAZONA"

Tarazona es un municipio español perteneciente a la provincia de Zaragoza, en la comunidad autónoma de Aragón. Es la capital de la comarca de Tarazona y el Moncayo, cabeza del partido judicial homónimo y sede episcopal de la Diócesis de Tarazona desde al menos el año 449.[3]
Ocupa un espacio geográfico que históricamente ha sido frontera entre los reinos de Castilla, Navarra y Aragón. Esta singularidad, unida a que la comarca es un paso natural entre la meseta castellana y el valle medio del río Ebro, han otorgado a Tarazona un carácter estratégico durante siglos. La ciudad se convirtió en un enclave de referencia para las relaciones comerciales, diplomáticas, religiosas —la Diócesis estaba conformada por territorios de tres reinos distintos— y militares. Sin embargo, la progresiva unificación de las Coronas de Castilla y Aragón fueron devaluando ese valor estratégico. Hasta entonces, Tarazona fue testigo de bodas reales, pactos, guerras y celebraciones de Cortes.
La fundación prerromana de la ciudad —así como su temprana designación como sede episcopal— han ido conformando el casco antiguo como un espacio monumental y con un gran valor histórico-artístico. La convivencia pacífica durante décadas de comunidades crisitianas, judías y musulamanas ha enriquecido todavía más el conjunto urbano. El patrimonio turiasonense abarca desde el siglo I a.C. hasta el siglo XX. Tarazona cuenta con una larga tradición industrial, de cuyas numerosas fábricas quedan importantes vestigios de patrimonio industrial.
Tarazona se sitúa en el extremo occidental de la provincia de Zaragoza, a 86 km de la capital y a 15 km del Real Monasterio de Santa María de Veruela. Emplazada en el valle medio del río Queiles, el municipio es una encrucijada de caminos entre Aragón, La Rioja, Navarra y Castilla y León. La ciudad se encuentra a tan solo 7 km de la Comunidad Foral de Navarra por la N-121-C y a 10 km de la provincia de Soria por la N-122. El núcleo urbano está forma por una parte de los barrios altos de San Miguel, La Almehora y el Cinto, trama medieval encintada por la muralla. Y por otro de los barrios de más reciente creación como Capuchinos, la Inmaculada, la Faceda y Turiaso Este. Además del núcleo principal, existen tres pedanías que en el pasado fueron municipios segregados: Tortoles, Cunchillos y Torres de Montecierzo.
En la actualidad, Tarazona ya no dispone de acceso por ferrocarril, aunque entre 1885 y 1972 existió una línea férrea entre Tudela y Tarazona, cuyo servicio era conocido popularmente como el tarazonica o el escachamatas. Esta antigua infraestructura ha sido reconvertida en la vía verde del Tarazonica.[
El extenso término municipal de Tarazona presenta diferentes ecosistemas. Desde las zonas áridas más cercanas al río Ebro hasta las nivosas cumbres del Moncayo —2.315 m de altitud— encontramos marcados contrastes. Entre ambos extremos se pueden observar las dehesas del somontano, el Parque natural del Moncayo y la vega del Queiles. El Moncayo presenta escalonada un gradación bioclimática muy heterogénea, que varía desde restos de glaciares hasta bosques frondosos de haya, carrasca, roble, pino y enebro. Todo ello confiere a Tarazona una gran biodiversidad en su flora
y su fauna.Cuenta la leyenda que Tarazona fue fundada por Tubalcaín, y reedificada por Hércules. Así reza en latín en el escudo de la ciudad: «TubalCain me aedificavit. Hercules me reaedificavit».
Los restos más antiguos de la actual Tarazona datan de fines del siglo I a.C., si bien existen noticias documentales y numismáticas de la acuñación de moneda en la Triaso celtíbera desde el siglo II a. C.
En la época ibérica la ciudad se reducía al barrio del Cinto, pero tras la conquista romana de Hispania crece el perímetro urbano extendiéndose hacia el río Queiles y ocupando la vega sobre la que hoy se alza la catedral. En la Hispania romana Tarazona recibió el nombre de Turiasu o Turiaso, siendo una próspera ciudad de derecho romano —sus habitantes tenían pleno derecho de ciudadanía romana— que llegó a acuñar moneda propia en la ceca romana de Turiasu.
Entre los varios hallazgos de época romana cabe señalar las escuelas «Allué Salvador» —villa urbana destruida en el siglo III d. C.—, la Casa de la Vicaría —otra villa destruida en la misma centuria que la anterior— y un sarcófago encontrado en el Convento de los Carmelitas Descalzas. La Exposición permanente «Arqueología del Moncayo», en los bajos del Palacio Episcopal, exhibe algunas de las piezas, que van desde la prehistoria hasta la época romana.
Sin embargo, la pieza de mayor valor hallada en la ciudad se expone en el Museo de Zaragoza. Se trata de un busto excepcional del emperador César Augusto, tallado en sardónice indio a comienzos del reinado de Trajano.[5] Es la mayor pieza que se conserva en esta piedra semipreciosa en todo el mundo, con un tamaño de 15 centímetros. Este hallazgo recuerda que, según la tradición, Augusto pasó por Tarazona cuando volvía de las guerras de romanización del norte peninsular y paró durante algún tiempo para recuperarse de diversas dolencias en los baños de Turiaso. De hecho, existe la creencia de que las aguas del Queiles tenían valores curativos. La pieza fue calificada como el hallazgo romano más importante en España en el siglo XX.[6]
En 2007 se produjo otro gran descubrimiento de restos arqueológicos de esta época. Gracias a las obras de restauración de la catedral, salieron a la luz junto al pórtico un edificio semicircular con un gran mosaico romano de 100 metros cuadrados de superficie, una necrópolis y un baptisterio tardorromano, todo ello del siglo IV.[7]
En 2013 apareció un nuevo mosaico muy cercano al anterior.[8] Ambos mosaicos parecen estar relacionados a un gran complejo romano que podría tratarse del foro. Estos restos están en proceso de estudio y musealización, ya que destacan por no ser demasiado comunes en la península. Por otro lado, demuestran que el espacio actual de la catedral, a pesar de encontrarse fuera del recinto amurallado medieval, ha desempeñado un papel vital en el urbanismo de Tarazona desde muy temprano.[9] Ello vendría a justificar la construcción en ese lugar de la catedral por resultar ser un espacio sagrado antes ya de la invasión musulmana. Además, anteriormente a este descubrimiento ya se habían encontrado restos de un edificio romano de destacadas dimensiones en la obras de restauración del palacio de Eguarás. Por tanto, esta zona de importancia romana ocuparía un amplio espacio situado en el entorno de la actual plaza de la Seo.
Las invasiones del siglo III conllevaron la destrucción de la parte baja de Tarazona, quedando los supervivientes recluidos en la zona del Cinto.
A pesar de ello, la ciudad no desaparece sino que, por el contrario, surge en el siglo VI como una de las fortalezas visigodas más importantes frente a los vascones, conocida como Tirasona. La existencia de la diócesis de Tarazona está documentada desde el año 449, cuando el obispo León fue asesinado por las tropas bagaudas. Ello convierte a esta diócesis en una de las más antiguas de toda España. La catedral visigoda se hallaba situada en la actual Iglesia de la Magdalena. La Virgen del Río es, desde entonces, la patrona de Tarazona, celebrándose su festividad el 7 de noviembre. En la época visigoda destacan las figuras de dos obispos: San Prudencio y San Gaudioso.
Ocupada por los musulmanes en torno al año 714, la ciudad crece notablemente en las siguientes décadas, constituyendo el barrio del Cinto el núcleo principal o medina. Asimismo, surgen dos arrabales, uno en el actual barrio de San Miguel y otro en la zona de la calle Alta Merced. Se desconoce la ubicación de la mozarabía, que debió de ser importante hasta su traslado en 878 a Tudela, hecho que propició una importante regresión demográfica. Por su parte, los judíos estaban instalados en la llamada judería vieja.
La ciudad fue reconquistada en 1119 por Alfonso I de Aragón, el Batallador, tras derrotar en sus inmediaciones al ejército musulmán que acudía en ayuda de Zaragoza, reconquistada por los aragoneses en junio de 1118, tras la toma de La Aljafería. Tarazona volvió a convertirse en sede episcopal plena tras 405 años de ocupación musulmana con el nombramiento del obispo Miguel Cornel.
A la muerte del Batallador, Alfonso VII de Castilla ocupó varias ciudades aragonesas —entre ellas Tarazona— aunque poco después retornó a manos aragonesas. De esta manera, Tarazona quedó emplazada como ciudad fronteriza entre Castilla, Navarra y Aragón, cobrando especial importancia estratégica.


Pinturas góticas en la catedral

Tras la Reconquista, Tarazona acoge a un importante número de repobladores. Se crean dos barrios nuevos, uno en la calle Mayor y otro alrededor del arrabal de San Miguel. Los musulmanes son desplazados al alejado arrabal de Tórtoles y los judíos extienden su barrio mezclándose con los cristianos en la llamada judería nueva. Es a mediados del siglo XII cuando comienza la construcción al otro lado del río de la nueva catedral, en un espacio que había sido ocupado desde la época romana pero que había quedado abandonado por el repliegue de la ciudad al Cinto. A pesar de esta expansión, el centro social, político y comercial continuó estando en la actual calle San Atilano y plaza de la Cárcel Vieja, en el Cinto. Esta plaza medieval era el espacio donde se ubicaba la cárcel, de ahí su nombre hoy, y la Casas del Concejo, que aún se conservan. En ella también se organizaba el mercado.
Durante los siglos XII al XV Tarazona va a constituirse como un enclave de primera magnitud peninsular. La serie de hechos históricos que van a producise demuestran una centralidad política y diplomática que sobrepasan ámbito del reino de Aragón.
En septiembre de 1170 se produjo uno de los acontecimientos reales más señalados en la historia de la ciudad ya que en esta se celebró la boda entre Alfonso VIII de Castilla y Leonor de Inglaterra. Ambos reyes jugaron un papel primoridal en su época. Por un lado, Alfonso VIII lideró las tropas cristinas en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa de 1212 contra los almohades. Por otro, Leonor, hija de los reyes Enrique II y Leonor de Aquitania y hermana de Ricardo Corazón de León, fundó el monasterio de Santa María la Real de Las Huelgas en Burgos. El enlace contó con la presencia de Alfonso II de Aragón, aliado del castellano.
Más tarde, en junio 1177, se reunieron en Tarazona tres reyes cristianos. Fernando II de León, Alfonso VIII de Castilla y Alfonso II de Aragón celebraron un encuentro para tratar la cuestión del infantado o el vasallaje de Zaragoza a Castilla, en el que se llegó a un acuerdo. También se trataron la situación de Navarra y las actuaciones contra el Islam.[10]
Por mediación del rey de Aragón y de la Santa Sede, volvió a celebrarse un encuentro real en marzo de 1197, esta vez en la muga entre Ágreda y Tarazona. Alfonso II consiguió que Alfonso VIII de Castilla y Sancho VII de Navarra, firmaran una tregua y pusiesen fin a sus disputas, aunque la paz fue muy breve.[11]
En la batalla de las Navas de Tolosa estuvo presente el obispo de Tarazona, García Frontín I, que integró la retaguardia del flanco izquierdo del ejército cristiano, el flanco aragonés, junto al rey Pedro II de Aragón, del cual fue uno de sus más cercanos consejeros. García Frontín I también fue miembro del consejo de la procuradoría, órgano asesor del Procurador General de Aragón.
En 1221 fue armado caballero el rey Jaime I, el Conquistador, en la catedral de Tarazona. Este rey se casó el 6 de febrero de ese año en la vecina ciudad de Ágreda con Leonor de Castilla y a la edad de 13 años. Tras el enlace, los monarcas fueron a Tarazona para que el rey fuese armado caballero en la catedral y él mismo se ciñó la espada que había sobre el altar. Formaron parte de este cortejo real caballeros como Blasco I de Alagón, mayordomo del Reino de Aragón, Ato I de Foces, Guillermo IV de Cervera, Ramón de Moncada, Guillermo I de Cervelló o Bernardo Guillermo de Montpellier, que era tío del rey.
En las Cortes que se desarrollaron en Tarazona en 1283 se formó la «Unión» de los nobles contra el rey Pedro III, el Grande —véanse Unión de Aragón y Privilegio General—. Estas Cortes fueron decisivas en la estructura de poder del Reino de Aragón en el futuro ya que los nobles y el Justicia de Aragón institucionalizaron su influencia y se estableció la obligtoriedad por parte del rey de convocar Cortes al menos una vez al año. De este modo quedó definido un equilibrio de poderes que limitó la autoridad de los monarcas aragoneses de forma estricta hasta el reinado de Felipe II, que puso fin a la independencia de las instituciones del Reino de Aragón precisamente en otras Cortes celebradas también en Tarazona, en 1592.
Durante el reinado de Jaime II de Aragón la ciudad recibió diversas concesiones tales como la autorización para celebrar dos ferias al año (1301), el disfrute del Moncayo para los turiasonenses (1323) y el privilegio de franqueza para sus vecinos (1327).
En la llamada Guerra de los Dos Pedros, la ciudad fue ocupada por las tropas castellanas durante nueve años y sufrió enormes daños; finalmente los aragoneses, con la ayuda francesa, recuperaron la ciudad en 1366. En su reconstrucción participaron activamente los hermanos y obispos Pedro Pérez Calvillo y Fernando Pérez Calvillo. El primero compró la Zuda en 1376 para convertirla en la casa del obispo y el segundo, cardenal, finalizó las obras de la capilla catedralicia donde ambos se encuentran enterrados. Tarazona fue también sede de una de las cinco juntas que se ocupaban de la persecución de los malhechores en el Reino de Aragón.
El municipio vuelve a ser escenario de Cortes del Reino de Aragón en 1483. Estas Cortes conllevaron la estancia durante cuatro meses de los Reyes Católicos en el palacio episcopal.
Tarazona recupera a lo largo del siglo XV la población que había perdido en el siglo XIV como consecuencia de las guerras y la peste. Sin embargo, con la unión de Castilla y Aragón (1479) la función defensiva de la ciudad dejó de tener relevancia.
Edad Moderna[editar]
En 1495 se vuelven a celebran Cortes en Tarazona con la presencia de los Reyes Católicos. Los reyes se alojaron en el palacio episcopal y la sesiones tuvieron lugar en la cercana iglesia de la Magdalena. En el transcurso de las mismas se ordenó arzobispo primado de Toledo a Fray Jiménez de Cisneros en la capilla de la Piedad del Convento de San Francisco. También se ordenó a Bernardo de Boyl como primer vicario apostólico de América, que partió en el siguienter viaje con Colón. Además, se decidió establecer y determinar la población de Aragón, llevándose cabo el primer censo completo y fidedigno del reino.
El siglo XVI trajo consigo el despegue demográfico y económico en la ciudad, fundándose numerosos conventos. La pujanza económica llevó a construir una lonja para mercaderes, que en el siglo XVII pasaría a ser el palacio municipal. Con ello, el centro político, comercial y social del municipio se trasladó de la plaza de la Cárcel Vieja a esta zona, que pasó a denominarase plaza del Mercado. En ella también se celebraban los espactáculos taurinos.
En las Alteraciones de Aragón, provocadas en parte por el caso de Antonio Pérez, secretario real perseguido por Felipe II, Tarazona se puso de parte del monarca, tal y como hicieron el resto de ciudades del reino a excepción de Zaragoza. En 1592 se celebraron Cortes en Tarazona en la lonja en presencia de Felipe II. En ellas se reformaron los fueros para incrementar el poder real y evitar la repetición de las alteraciones. La figura del Justicia de Aragón vio limitadas sus atribuciones y pasó a ser elegido directamente por el monarca. Además, la Generalidad de Aragón vio recortadas sus competencias, especialmente en materia militar. Con esta ocasión también visitó la ciudad el príncipe Felipe, futuro Felipe III, que juró los Fueros de Aragón como heredero al trono del reino. En agradecimiento por el apoyo turiasonense a Felipe II, este regaló una coraza de plata labrada a la ciudad, la cual se perdió a comienzos del siglo XX.
La expulsión de los moriscos (1609 - 1610) supuso una importante pérdida para Tarazona, hasta el punto de que algunas poblaciones del valle del Queiles quedaron deshabitadas. Por otra parte, en 1644 la ciudad recuperó la reliquia de San Atilano, patrón de Tarazona. En 1658 falleció en la ciudad el escritor aragonés Baltasar Gracián, una de las grandes referencias del Siglo de Oro. Está enterrado en la fosa común del Colegio jesuita de Tarazona, hoy Hogar Doz.
En la Guerra de Sucesión, Tarazona apoyó al que sería el futuro monarca, Felipe V, quien en 1707 recompensó la fidelidad de la ciudad con los títulos de Fidelísima y Vencedora y la Flor de lis borbónica que luce en el escudo, además de otra serie de privilegios. Aunque el siglo XVIII conllevó el empobrecimiento de la ciudad, a finales de dicho siglo Tarazona era la segunda población de Aragón, solo superada por Zaragoza.
En el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas ocuparon Tarazona en 1808 y la ciudad envió un representante a las Cortes de Cádiz para defender la Constitución. La ocupación duró hasta 1813. Después de la contienda comienza la industrialización de la ciudad, quedando incorporada definitivamente en la provincia de Zaragoza tras la reforma del Estado de 1833. Tras el ascenso demográfico a lo largo del siglo XIX y principios del siglo XX, Tarazona pierde parte de su función comercial y de servicios al quedar fuera de los nuevos ejes de comunicación.
Aun así, la Primera Guerra Mundial supuso un primer impulso para la industria textil, pero sería la Guerra Civil Española la que curiosamente conllevaría un mayor auge económico, constituyendo un importante centro industrial en el que destacaba la producción de fósforos y la industria textil. La posterior crisis de ambos sectores así como la competencia planteada por la vecina Tudela supusieron un estancamiento en la demografía y en la expansión urbana de la ciudad.
En 1934, en el contexto de la Revolución de octubre, se produjo en la ciudad un brote insurreccional obrero. A pesar de que este movimiento huelgístico consiguió una escasa movilización en toda España, a excepción de Asturias y Cataluña, algunas personas ocuparon el ayuntamiento, quemaron banderas e izaron la bandera roja en los balcones de la casa consistorial.
En Tarazona nació en 1940 el político Gabriel Cisneros. Cisneros ha pasado a la historia como uno de los siete ponenetes que redactó la Constitución española de 1978. Además, tuvo una prolija carrera política que comenzó ya como diputado en las Cortes franquistas en 1971. Posteriomente ingresó en la filas de UCD, después pasó al Partido Liberal y finalmente al Partido Popular. Fue Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes, Vicepresidente tercero del Congreso de los Diputados y diputado entre 1979 y 1986 y entre 1989 y 2007, año en que murió.
Las últimas Cortes de Aragón que tuvieron lugar en Tarazona fueron en 1987. Ese año se celebró en el Salón de Obispos del Palacio episcopal una sesión plenaria extraodinaria cargada de un gran simbolismo. El 2 de diciembre, las Cortes eligieron como 67º Justicia de Aragón a Emilio Gastón,[12] el primer Justicia tras 280 años de su abolición definitiva, con los Decretos de Nueva Planta de 1707. Gastón juró el cargo ante las Cortes y con la presencia en la sala de la arqueta que contenía los restos óseos del Justicia Juan de Lanuza V. Tanto la fecha como el espacio fueron elegidos de forma simbólica, ya que en ese mismo Salón de Obispos, el 2 de diciembre de 1592 Felipe II refrendó con su firma las Cortes de Tarazona de 1592. Ello supuso el final de la concepción del Justicia como contrapoder al rey y la decapitación unos días después de Juan de Lanuza V. Con las Cortes de 1987 quedó restaurada esta institución, 395 años después de que en el mismo lugar fuese cercenada y despojada de su esencia y función.
Desde los 3.700 habitantes a finales del siglo XV,[13] la población de Tarazona alcanzó los 8.790 habitantes a comienzos del siglo XX.
Pero es después de la Guerra Civil cuando surge un significativo auge demográfico: 11.237 habitantes en 1940 y 12.054 en 1950. No obstante, la crisis de la industria textil y la competencia con la vecina Tudela conllevan una disminución de la población, pasando esta de 12.020 habitantes en 1960 a 10.864 habitantes en 2014. La población, como en el resto de Aragón y comunidades vecinas, presenta un elevado envejecimiento.
A pesar de los cambios mencionados, la población turiasonense se ha caracterizado por su estabilidad durante décadas, sin el gran crecimiento que han vivido otras ciudades. El estancamiento secular de la población ha llevado a que Tarazona haya pasado de ser el segundo municipio más poblado de Aragón en el siglo XVIII al undécimo que es en la actualidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario